Hola!!!
Les doy la
bienvenida a este espacio virtual de la materia de HISTORIA.
La propuesta es que utilicemos este espacio como un medio de comunicación más y
que podamos a través de él mantenernos informados, charlar lo que trabajamos en
clase, ver información, videos, etc.…y todo lo que nos ayude para comprender la
compleja historia reciente de nuestro hermoso país.
¿Pero a que llamamos HISTORIA RECIENTE?
La historia reciente, una disciplina para entender
el pasado presente
La historia reciente surgió entre
mediados y fines de los años noventa para estudiar la historia argentina de las
últimas décadas. En esta entrevista con Argentina Investiga, la historiadora
Florencia Levín cuenta cuáles son los desafíos de este nuevo campo de estudio
que redefinió la relación de la historia con la sociedad y al que la
especialista caracteriza como “una disciplina que tiene la particularidad de
ser parte del mismo fenómeno que estudia”.
En general, el término ‘historia’ nos remite a un pasado lejano
e inmóvil en el tiempo que no se modifica, a los sucesos que ocurrieron con el
nacimiento de la humanidad, en la época de la conquista o la creación del Estado
argentino, por poner sólo algunos ejemplos. Pero lo que pasó hace un segundo
-cuando el lector comenzaba a leer esta nota- también forma parte de la
historia. Es una historia que está entre nosotros, que se escribe minuto a
minuto y que, de alguna manera, también forma parte de nuestro presente. Este
pasado cercano, esta historia reciente, surgió como campo de estudio entre
mediados y fines de los años noventa y se dedica a estudiar la historia
argentina de las últimas décadas.
“En términos conceptuales, es un poco más difícil decir qué es la historia
reciente, puesto que hasta el momento es un tema de debate académico”, explica
la historiadora Florencia Levín, investigadora docente del Instituto del
Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS),
coordinadora del profesorado universitario de Educación Superior en Historia y
codirectora de la Maestría en Historia Contemporánea.
Según cuenta Levín existen, a grandes rasgos, dos maneras distintas de concebir
lo reciente. En primer lugar, la historia reciente está definida por una
temporalidad que se delimita por su relación de cercanía con el presente y su
objeto de estudio se encuentra en permanente reconstitución por esa relación de
coetaneidad entre el sujeto que estudia, el historiador, y su objeto de
conocimiento, el tiempo reciente. Sin embargo, en su mayoría, la historiografía
concuerda en que la especificidad de la historia reciente deviene de algo
excesivo, excepcional y novedoso en la historia argentina, difícil de
conceptualizar pero aludido siempre a partir de algunos términos clave como
‘violencia’, ‘represión clandestina’, ‘terrorismo de Estado’,
‘desaparecidos’.
“Para algunos, incluso, eso específico se define, además, a propósito de las
marcas que ese fenómeno ha dejado en sus contemporáneos y en las generaciones
venideras y que suele asociarse con la polémica noción de ‘trauma’, tan
resistida y tan resistente en la historiografía”, enfatiza Levín y agrega: “En
lo particular, considero que lo que el término reciente define, y que tal vez
sería más apropiado llamarlo ‘pasado presente’, deviene de la forma en que esa
relación entre objeto y sujeto de conocimiento se ve atravesada por un suceso
límite, el ciclo de violencias y terrorismo de Estado, que condiciona tanto a
la experiencia social de la historia como a su escritura misma. De modo que,
diría que es una disciplina que tiene la particularidad de ser parte del mismo
fenómeno que estudia en tanto es, ella misma, una manifestación más, entre
otras, de los trabajos de elaboración de ese pasado”.
En la actualidad, en la UNGS hay varias investigaciones en marcha que abordan
distintos temas, la historia de la ex localidad de General Sarmiento, la
producción de sentidos sociales a través de la prensa y los problemas de la
enseñanza y la transmisión del pasado cercano, entre otros.
-¿Cuáles son los desafíos de estudiar ese pasado cercano?
-La constitución de la historia reciente como disciplina académica supuso la
ruptura con algunos postulados que tradicionalmente rigen el trabajo de los
historiadores, en particular, la supuesta separación entre el sujeto y el
objeto de investigación, que legitima la pretensión científica de la
historiografía. Esto es irrealizable para la historia reciente en tanto sus
procesos de construcción de conocimiento se encuentran mediados por el complejo
fenómeno de la memoria que interviene tanto en los relatos de quienes pueden
contarnos hoy acerca de su experiencia en esos sucesos pasados como también en
el proceso de trabajo del propio historiador, portador él mismo de recuerdos,
opiniones y puntos de vista que se ponen en juego cuando lo aborda.
-¿Cuál es la relación entre la historia reciente y la sociedad?
-La emergencia de la historia reciente supuso una redefinición de las
relaciones de la historia con la sociedad. En primer lugar, porque las
interpretaciones de los historiadores difícilmente pueden adquirir el estatuto
de “verdad” que suelen revestir, al estar complejamente entramadas en las
disputas políticas por los sentidos de ese pasado que se juegan por fuera del
espacio académico, en el ámbito judicial y en el espacio público en general.
Pero además, porque la historia reciente asume, o pretende, que su contribución
a la sociedad no se limita a la construcción de conocimiento erudito sobre el
pasado cercano sino que ha de tener incidencia, además, en los procesos de su
elaboración colectiva.
-¿Por qué es necesario estudiar la historia reciente?
-La historia reciente se dedica a eso sobre lo que todos opinan pero pocos
están dispuestos a revisar en forma crítica. De modo que avanza un poco en
contra de la corriente, ya que intenta desnaturalizar todo punto de vista y
deslindar prejuicios y prácticas arraigadas que impiden el abordaje crítico. De
ahí que, según creo, su principal aporte no se reduce a lo que habitualmente se
espera de la historia, esto es, que aporte al conocimiento del pasado, sino que
en este caso dicho conocimiento debiera permitirnos construir un aprendizaje.
Y, creo, ese aprendizaje no tiene que ver sólo con un contenido crítico, sino
también con las formas de producirlo y legitimarlo. El desafío es realmente enorme.